El pesto es una de las salsas más conocidas de Italia y, cómo no va a serlo, si su sabor atrapa a cualquiera que la pruebe. La cocina italiana es muy rica en sabores y, sin duda, el pesto ha pasado a formar parte de esas recetas reconocidas en todo el mundo.
Orígenes del pesto
El pesto tiene sus orígenes en Génova, y su nombre proviene del significado que la propia palabra «pesto» tiene en esa región, pues significa «machacar» y es la forma tradicional de preparar esta joya culinaria compuesta por tan solo 5 ingredientes: albahaca (el ingrediente estrella), ajo, piñones, aceite de oliva virgen extra y parmigiano reggiano.
A pesar de que el alimento más común para comer el pesto es la pasta, se usa también para acompañar pollo, pescado e, incluso, ensaladas. El truco está en utilizar la cantidad correcta de pesto para que no quite protagonismo al elemento central del plato.
Un poco de historia del pesto
Los antiguos romanos comían una pasta llamada «moretum», que se hacía aplastando queso, ajo y hierbas juntos. Tiempo después la albahaca llegó a Liguria (Italia) y Provenza (Francia), pues se cree que esta hierba se originó en África. Así, en Génova (que se encuentra en la región de Liguria) comenzaron a incorporar la albahaca, los piñones y el aceite a esa pasta que ya consumían.
Mientras tanto, en la Provenza francesa, el plato se convirtió en lo que hoy conocemos como pesto moderno, sin embargo, en su receta no agregaban piñones. Y expertos en el tema dicen que la primera mención de la receta de pesto tal como la conocemos en la actualidad apareció en un libro escrito en 1863 por Giovanni Battista Ratto, titulado ‘La Cuciniera Genovese’.
La popularización del pesto ha dado pie a algunas variantes de esta salsa. Una de ellas es el famoso pesto rojo que lleva, además de los ingredientes tradicionales, tomates secos (aunque en algunos sitios también añaden tomate maduro).
Por su parte, el pesto calabrese también contiene pimiento rojo, queso ricota, cebolla y berenjenas… y otras variantes ya son el pesto de rúcula, de pistacho, de perejil y anchoas, de cebollín. ¡Y es que el universo del pesto abre infinitas posibilidades para aquellos que son unos curiosos de la cocina!
Pero hoy prepararemos un pesto tradicional para rendir homenaje a esas raíces genovesas, a la que tenemos que dar las gracias por haber creado una salsa tan magnífica.
Ingredientes:
- 3 tazas de hojas de albahaca pequeñas
- 2 dientes de ajo
- 1/4 taza de piñones
- 1/4 de taza de queso rallado Parmigiano Reggiano
- 1/4 de taza de queso rallado Recorino (puedes usar ambos quesos o solo uno)
- 1/3 de taza de aceite de oliva virgen extra
- Una pizca de sal
Preparación:
Para hacer un pesto de forma tradicional, empieza machacando en un mortero los dientes de ajo, los piñones y la albahaca hasta obtener una mezcla uniforme. Una vez obtenido esto, agrega el parmesano y el pecorino, el aceite de oliva, la sal y dos cucharadas de agua muy caliente. Mezcla bien, ¡y ya tienes listo el pesto para servir!
Si vas a comer el pesto con pasta, recuerda que la forma correcta de servir el plato es colocando primero dos cucharadas de pesto y añadiendo después la pasta. Así, cada comensal va mezclando a su gusto.
Lo bueno de esta salsa es que puedes congelarla y tenerla siempre lista para consumir. Cuando la descongeles, llévala a temperatura ambiente antes de comerla y, si está muy espesa, ponle unas gotitas de agua o un poco de aceite de oliva para que quede más fluida.
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