¿Quién no ha probado nunca la salsa bechamel? Si es la salsa perfecta de muchos platos, como los canelones y, por supuesto, ¡de las croquetas!
Pero, ¿de dónde viene esta clásica y deliciosa salsa?
Historia de la bechamel
Aunque la historia cuenta que la bechamel nació en Italia, parece que fueron los cocineros de Catalina de Médici en el siglo XVI los que la llevaron a Francia esta exquisita salsa, cuando Catalina se casó con Enrique II.
Y aunque muchos atribuyen el perfeccionamiento de esta salsa a Louis de Béchamel (un financiero que llegó a ser maître d’hôte, algo así como “mayordomo mayor”, del Rey Luis XIV), hay teorías que apuntan a que fue el chef de la corte de Luis XIV quien la perfeccionó y, muy probablemente, se la dedicó a Louis de Béchamel.
Lo cierto es que, independientemente de quien la haya perfeccionado, ¡nos hicieron un gran favor!
La salsa bechamel es indispensable para platos tan conocidos y tradicionales como la lasaña, los canelones, las croquetas, la musaka muchas variantes de pastas, risottos y también es ideal para agregar a vegetales, carnes, y más.
Características de la bechamel
La característica principal de la salsa bechamel es el roux, que es el resultado de cocinar la mantequilla con la harina. Esto constituye la base de la bechamel y, por tanto, debemos ser cuidadosos a la hora de elaborarlo.
¡Ojo!, en el caso de esta salsa es importante no confundir la bechamel que recubre los canelones que la bechamel que forma parte de las croquetas, ya que para las croquetas la proporción de harina es mayor y la leche se reduce. Además, a esta mezcla se añaden otros ingredientes, como el jamón, lo que cambia su textura.
Ten en cuenta que la receta de bechamel que te presentamos hoy es para canelones, mousakas u otros platos que puedan ir acompañados de una bechamel tradicional (¡con vegetales queda deliciosa!)
Ingredientes
Ingredientes para preparar bechamel (cantidad para un litro de salsa):
- 1 litro de leche
- 45 gramos de harina de trigo
- 55 gramos de mantequilla
- 10 gramos de sal
- Una pizca de nuez moscada
Método de Preparación:
Pon una sartén al fuego y añade la mantequilla para fundirla. Una vez fundida, añade la harina poco a poco y ve mezclando hasta obtener una pasta o roux*.
Una vez que hayas mezclado muy bien la harina y la mantequilla, agrega la leche poco a poco ¡sin dejar de remover! Hazlo preferiblemente con movimientos circulares y con un batidor de varillas para evitar que se formen grumos.
Pequeño tip: si calientas antes la leche y la vas añadiendo ya caliente, tendrás mejores resultados, ya que evitarás cambios de temperatura. Eso sí, ¡nunca dejes de remover!
Cuando hayas incorporado toda la leche, añade la sal al gusto y una pizca de nuez moscada. Si en este punto decides que quieres una bechamel más espesa, deja que el líquido se evapore poco a poco, hasta que se formen burbujas en la salsa.
Otro consejito: si quieres una salsa bechamel más fina o más espesa, puedes alterar la proporción de mantequilla y harina, pero también puedes cambiar la cantidad de leche y jugar con el tiempo de cocción (te recomendamos la segunda opción ????).
Te recomendamos comer la bechamel justo después de hacerla. Si quieres almacenarla, lo mejor es cubrirla con un film transparente, evitando que el film toque la salsa y, como máximo, puedes almacenarla tres días en el frigorífico (¡nada de congelarla! Que pierde el encanto).
Ahora cuéntanos, ¿a qué plato vas a agregarle esta rica bechamel? ¿A una pasta, a unos canelones? ¿Qué otros platos se te ocurren? ¡Compártelos con nosotros, que queremos que se nos haga agua la boca! ????????????
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